Archivos de julio 22nd, 2014 | Página de los Archivos del Día

LA BANCA DEL VIEJO; PRIMERA PARTE

martes, julio 22nd, 2014

CUENTO

RICARDO GARCÍA TREVIÑO

La voz del viejo.-JOSE EUGENIO.-se escuchaba irritada; fuerte, energica, todo lo contrario a su forma habitual de hablar. Me vas a escuchar le decía en voz alta a Román Del Obscuro Cristal. Tengo noventa un años, y me vas a respetar. Este, Román Del Obscuro Cristal, le había dicho antes, que se lo quería llevar a una casa de ancianos, porque le preocupaba que estuviese solo, cosa que no era así, lo que quería era la herencia del viejo; el viejo don JOSÉ EUGENIO, lo sabía, porque lo conocía muy bien; lo vio nacer, y lo único que sabía hacer bien, era dar lastima, ya que era exageradamente mediocre.

El viejo JOSE EUGENIO, vive solo, desde que su querida esposa falleció hace siete años, y en voz imperativa le decía asu sobrino Roman Del Obscuro Cristal. En mi casa nadie me da órdenes, menos para decirme que la deje o abandone, para ir a vivir, a un lugar donde todos me den ordenes, es que diles a todos los demás de tu familia, que si quieren dinero fácil, que lo busque en otro lado, porque yo lo único que tengo, es esta casa y no se las voy a dejar.
El viejo, tiempo atrás, ya había vivido desfalcos de gente cercana; una sobrina, que los estafo con una buena cantidad de dinero. Todo el dinero que tenía para vivir una vejez tranquila; cómoda y holgada. No se amargo, ni lo fatigo, mucho menos le quitó días de vida, solo le sirvieron, las mañas de su sobrina, para agarrarle más cariño a su banca; el arrecife, el asiento, donde todas las tardes se estacionaba, junto con sus noventa un años. Él y su Ángel de la guarda, pasaban buen tiempo platicando los últimos seis años de su vida. Los había pasado, como si fuese una brisa de suave viento.

abuelo luz y flama

¡Sí, el viejo, vivía solo, desde hacía siete años, cuando su bella esposa, la connotada pianista María de la Luz Estrella, murió, no sin antes decirle, que nunca cambiara su forma de ser. Ser libre e independiente, con la hidalguía de un caballero español.

El viejo JOSÉ EUGENIO, fue rico; muy rico, su familia se enamoró tanto de hacer dinero, que aun queriéndoles mucho, era fácil escuchar cuando les decía, “no tenían mayor afición, que la pobre pobreza, de hacer dinero”. El viejo, no era pobre, ya que tenía lo suficiente para vivir y para morir con dignidad. “Solo DIOS, sabe la hora”.-solía decir.-mientras leía las esquelas de sus viejos amigos que partían antes que Él. “Dios, oriéntame”, oración que pronunciaba, cuando algo se le dificultaba. El arrecife del viejo, era fiel testigo de sus cuitas; oraciones y pensamiento… continuará.