Archivos de julio 23rd, 2014 | Página de los Archivos del Día

LA BANCA DEL VIEJO; SEGUNDA PARTE

miércoles, julio 23rd, 2014

CUENTO

RICARDO GARCÍA TREVIÑO

El viejo JOSÉ EUGENIO, y su soledad compartida, ¡Sí! Es un viejo tan inteligente y cuerdo, que nunca está solo. En sus siete años de que el amor de todos sus amores; su esposa María De la Luz, le toco su última melodía, en el piano de toda su vida, la soledad siempre va acompañada de sus recuerdos.-inmensos y múltiples.-sus cuitas; canciones y melodías de todas las épocas.

Voy a Tocar el piano, se digo a sí mismo el viejo JOSÉ EUGENIO, aquella mediodía invernal, dónde el cielo lucía gris, con nubes obscuras encapotadas, como presagiando la caída de una desventura.

abuelo luz y flama

Sus pisar era fuerte; pero respetando los noventa y un años. Pasos cortos y un respirar profundo, caminando por el pasillo de su casa. Semi obscuro, por la luz tenue. A sus lados, sus trofeos ganados, en la competición, en el levantamiento de pesas. Más de diez preseas, en aquellos años, fue de los mejores. Así mismo, un librero, lleno de libros empalmados, uno arriba de otro, dando la apariencia de un desorden, pero no era así, si alguien llegase y lo cambiaba de lugar, pensando que el viejo JOSÉ EUGENIO, no lo percibiera, se llevaba dos sorpresas; la primera, el sentido del orden del viejo JOSÉ EUGENIO, y la segunda, una fuerte reprimenda, como para no olvidarse. Exigía; el viejo, que se le respetara su lugar; su casa, sus habitaciones y su patio. Para el eran sagrados; asi como para las voces en la paredes, y las golondrinas en su pórtico, también si lo eran. Esas paredes; libros y luces, tenían alma, y vaya, que si la tenían, era las almas de todos sus antepasados, de mujeres y hombres; todos vibrantes por su hidalguía y prosapia Iberica.

El viejo JOSÉ EUGENIO, entra en la habitación, donde se encontraba el piano, y una cantidad incontable de libros, estos meticulosamente ordenados en desorden; no se podía caminar, sin tropezarse con ellos.
Al sentarse el viejo JOSÉ EUGENIO, en una silla giratoria, tan vieja como el, se desliza; resbala y cae. Estrepitosamente su cabeza se golpea contra uno de los soportes, una extremidad, una “pata” de la silla. Inmovilizado, trata de reincorporase, no le responden la piernas. Permanece inmóvil, sin saber qué hacer. No puede moverse y está solo en su casa; totalmente solo, y las manecillas del reloj rotan lentamente, y el cuerpo no responde a ninguna intención de movilidad. Pasaron 24 horas, antes de que llegara un auxilio, dónde milagrosamente el viejo JOSÉ EUGENIO, no presentaba lesiones importantes y de consideración, el golpe recibido, fue amortiguado por los algodones de lo sobrenatural; el ángel de la guarda trabajó horas extras. Estuvo veinte cuatro horas inmovilizado, los paramédicos asombrados, no salían de su asombro, no defeco, no vacío su vejiga, no comió, solo estuvo inmovilizado, y después de que fue atendido, su cuerpo respondió a los estímulos de caminar, pensar y hablar, como antes de la caída. La Virgen, que tiene justo a la entrada de su casa, sonrie por la presencia del ángel de la guarda.
Restablecido el viejo JOSÉ EUGENIO, continua con su diaria rutina, la muerte tendrá que esperar otros diez años, y sujeta a negociación, cuando el plazo se venza, obvio, con la ayuda de DIOS Y LA VIRGEN MARÍA… continuará.