POESÍA.
RICARDO GARCÍA TREVIÑO.
Aquel cuerpo; el del joven nazareno, desecho estaba cuando abrió sus brazos para su muerte en cruz, desde su cerviz a la piel de sus pies, decenas de latigazos en látigo de tres punzadas, cuando se clavaban sobre su cuerpo arrancando trozos de carne, su rostro desfigurado, sus ojos cerrados por el hinchazón de aquello golpes, sus oídos reventados ante el martilleo de sus verdugos, entre el odio y la envidia de sus opositores, cual enemigos eran de la vida, no le perdonaban de haber visto hacia los pobres, clamar justicia al poderoso y gritarle frente al pueblo, “ es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos”.
El cuerpo de Cristo, en la eucaristía está presente, Dios entregó a su hijo a un mundo corrompido, sálvese quien quiera hacerlo, el precio está tasado, en unos cuantos latigazo, con la ventura que tienes que son muchos los sufridos y harto el hambre de los hambrientos, cuanto el diablo cerca de los “pudientes” para maldecir su nombre, donde un trozo de pan bendito, es el grito de divina rebeldía… ¡el cuerpo de Cristo, está vivo, en la santa eucaristía!
Conferencia de Prensa 12 de Junio 2020
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