POESÍA.
RICARDO GARCÍA TREVIÑO
LLORABAN Y SE APRETUJABAN, LA HORA DEL ADIOS HABÍA LLEGADO, ÉL CON SUS SUEÑOS REVOLUCIONARIOS, ELLA CON SUS AÑORANZAS DE MADURA JUVENTUD EN EL ASCENSO DE SU VIDA.
SOLO DIOS SABE DE SUS AMORES Y QUERENCIAS, NUNCA SIN FALLAR AL AMOR EN LOS ALTARES.
AQUELLA TARDE, DESPUÉS DEL MEDIODÍA, SE PRESTABA LA CAÍDA DEL SOL, CON UNA VENTISCA HELADA EN SUS CORAZONES, SOLO SE ESCUCHABA LOS SONIDOS DEL ADIÓS, DONDE EL SE FUE POR SU LADO Y ELLA POR EL SUYO.
EL SUEÑO HABÍA ACABADO, EN DEJO DE MELANCOLÍA, AMORES IMPOSIBLES EN TRISTES RETIRADAS, INOLVIDABLES EN LA LUZ DE LAS ESTRELLAS; ENVIDIABLES EN LA SOMBRA DE LA NOCHE Y EN LA SALIDA DEL SOL POR LA MAÑANA
NI LA MANO SE TOMARON PARA DECIRSE ADIÓS, TANTO VECES LO HABÍAN INTENTADO, QUE ES MEJOR SOÑAR DÓNDE EL ADIÓS NUNCA LLEGARÍA, AUNQUE EL DESTINAR DEL DESTINO VUELTA ATRÁS ENTRE LO DOS, NO LOS DEJARÍA 
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