POEMA
RICARDO GARCÍA TREVIÑO
Hoy me harté del arto consentir de los sentidos,
Hoy se vive el reproche frente al espejo de la soberbia,
Hoy me colme de mis adentros
Y de quienes rodean el mundo superficial de la avaricia.
¡Miserables! Un gritar atormentado les gritó ¡estiércol de la miseria!
¡Miserables! Acaso no han visto
La triste mirada de un niño de la calle,
Como te ve, como te rehúye, como se asusta,
Como le tiembla su mano; su ceñuda mano.
El ceño del dolor, el ceño del adiós.
La pérdida de sus días infantiles aun siendo niña o niño
Te tiende la mano; su polvorienta mano.
Te pide unas migajas; unas migajas de pan.
Del pan duro y viejo, ese que cae de tu mesa.
Lo quiere para su estómago vacío, ¿Y tú qué haces?
Miseria de lo miserable, una mirada desdeñosa.
Es tu regalo a la mano del niño de la calle.
Su mañana; la del niño está tras el sol que se asoma,
En despertar que lleva alas; alas de lluvia,
Alas de viento, alas de dolor, alas de tristeza.
En más de las veces, alas de abandono,
El niño deja de ser niño, cuando su mano,
Cae en busca del sol que se asoma sin esperanza alguna y se prolongan la horas al ver caer las migajas del pan que no son suyas.
Conferencia de Prensa 24 de Abril de 2019