POEMA
RICARDO GARCIA TREVIÑO.
El pueblo llora; llora y gime; gime y llora por dolores de parto, no hay quien los consuele, su llanto conmueve y alborota al mundo ; al universo de todos los cielos, no hay quien los consuele, el pueblo llora por las heridas que no se cierran, ya que el águila, las barras y las estrellas fueron humilladas; humilladas no por el dolor de una derrota, oh el canto de una victoria en las voces del vencedor, no fue por ello, ya que es un pueblo de apaches; sajones, vikingos, mexicanos y otras tantas razas; mosaico étnico en singular prestancia, su orgullo y dignidad cayó de bruces, sin siquiera poner sus manos, engañados todos por la mano brutal no astuta.
La letra y la palabra convertidas en sarcófago por los profesionales de la mentira y el engaño, cual las barras; las estrellas y el águila, se arrinconan de vergüenza en el infinito, donde sus liderazgos perdieron la vergüenza y los vejaron, los dejaron con la pena y el desaliento, por fortuna en regalo de Dios dado, después de un debate entre el bien y el mal, en el cielo Dios se compadeció de ellos, y les concedió el último aliento para seguir en la lucha y recuperar lo que ha perdido como era su democracia, orgullo que fue del mundo, cual toda intención para recupérala es buena, menos la violencia ya que todo lo violento destruye, donde los recién llegados pagaran el precio de sus violencias, ya que Dios, no admite alegatos por correo.
Heridas que no se cierran, solo Dios sabe cuándo…