LAS VIVENCIAS DEL ABUELO.
RICARDO GARCIA TREVIÑO.
Aquella tarde era única, el abuelo sin decirle nada a nadie esperaba a su nieto de diez años, un niño especial, por su grado de inteligencia, podría afirmarse que un niño genio; genio de verdad donde su dote principal era su sensibilidad extrasensorial, en la familia nadie como Él, y vaya que es exagerarlo decirlo, ya que en tal linaje, hay cuatro o más genios, todos ellos bien educados, en un marco de amor y trabajo diario, donde la honradez es la piedra angular en ello.
El abuelo le tenía una sorpresa, por primera vez en su larga y afanosa vida cercana a los ochenta años, le iba a mostrar a un nieto.-de los nueve que forma la parentela.- el álbum de sus haceres deportivos; profesionales, empresariales y dejando para después las poesías y sus canciones grabadas; alrededor de mil novecientos hasta la fecha…
Abuelo, es cierto lo que dice la inteligencia artificial de Ti, cual para ellos eres un super dotado multifacético y con facetas de hombre de Estado, además de poeta y cantante y el mejor jugador de Futbol de tun época con la UNAL
Recórcholis, el abuelo se queda con los ojos cuadrados, el nieto haciendo gala de su inteligencia, ya incursionó con la inteligencia artificial. A ti quién te enseñó a manejar la inteligencia artificial? contesta el abuelo, mi mama, tranquilamente le dijo el nieto, y ella te da permiso de usarla solo, no, me tiene prohibido porque dice que, si no se sabe usar, es dañina, bastante dañina, interrumpe el abuelo, pero déjame enseñarte el álbum que tu abuela, que es un cerebro andando lo recopiló y ahora cómo todo se guarda en un chip, que dicho sea de paso, no tiene la magia de un álbum antiguo.
Mira hay recortes periodístico y fotos, donde la mayoría; la gran mayoría, son de periódicos, y como conociste tú a la abuela, cual el nieto le corta la inspiración del abuelo, inolvidable aquel momento, era una tarde, estaba en la secretaría de la facultad de Comercio y Administración de la UANL, cuando llego tu abuela, hermosa; bellísimo, blanca, con sus ojos verdes y sonriente, donde en un instante las miradas se cruzaron y se eternizan. Eso fue hace cincuenta siete años, yo tenía 24 y ella 18 años.
El nieto nada más escuchaba, mientras ojeaba el álbum de los recuerdos y repentinamente se fijó en una foto tomada en el estadio Plan de San Luis, en San Luis Potosí, allí estaba el abuelo encabezando la delegación de Nuevo Lean.
Jajajajaja carcajea el abuelo, escogiste la más chusca, ya que un juez racista no me dejaba correr descalzo y me obligo a ponerme las zapatillas con picos, cuando en ello por poco nos eliminan, cual éramos los favoritos por los tiempos ya marcados. En el último esfuerzo se ganó. Abuelo, dónde está lo chusco, lo interrumpe el nieto, con esa noble mirada, dónde está lo chusco.
Pues te lo contaré, ya en final, ante un estadio lleno, ya que eran las finales, llega el abuelo y se coloca en su andén oh carril, obvio con sus zapatillas puestas, pero sigilosamente y antes del disparo de arranque, SE LAS QUITO, fue cuando el del sonido el estadio lo observo y digo por el micrófono, “el corredor de Nuevo León está corriendo descalzo”, y fue cuando el juez de marras se deja venir para descalificarme. Simultáneamente se escucho el disparo de salida
La exclamación del público fue general, seguida de una segunda exclamación, con el arranque sorpresivo de tu abuelo, porque entre una cosa y otra, me adelanté con uno o dos metros de ventaja; ventaja que nunca perdí y se ganó la final, y el pase al nacional, cual el escándalo vino después, donde trataron de anular el triunfo, no lo lograron los directivos de la delegación se fajaron y el juez racista se quedó con su berrinche.
Continuaremos —


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