LUZ Y FLAMA.
RICARDO GARCIA TREVIÑO.
Hola, te saludo con el gusto de siempre, aquel día, ya cayendo la tarde por la noche, JOSHUA, JESUCRISTO, caminaba por uno de los callejones empedrados del reino de Judá, se dirigía a un lugar apartado, gustaba de montes y cerros, las partes altas le cautivaron, desde donde el pueblo se revoloteaba en sus tradiciones y acoso imperiales de los ROMANOS, quien sin misericordia castigaba la insurrección, cual Poncio Pilato y Herodes compartían el poder, cual la elite sacerdotal judía, acomodaticia y con grandes prejuicios sobre JESUCRISTO, ya que desde que empezó su vida evangelizadora a favor de los pobres lo querían muerto; muerto y desprestigiado, y juzgado por la elite imperial; asesinado en una Cruz de madera, al lado de un par de delincuentes.
Jesucristo, conocía su destino, sufría, como todo ser humano, pero no por sus penurias y dolores, sino por el de su madre, la Virgen María, quien conocía el tamaño del odio que le tenían su hijo.
Su esposo ya había fallecido, cual cuenta la tradición que su prematura partida obedeció a que no quiso verlo crucificado, siendo el motivo de su partida, que, dicho sea de paso, gozaba de un gran prestigio y respetabilidad, nadie cuestionaba su linaje; grande ante la grandeza de su esposa e hijo.
De los tres años que Jesucristo, se la pasó haciendo el bien hacia los pobres, hubo tres que nunca le perdonaron, como son su amor hacia los desvalidos, la resurrección de Lázaro y la repartición de los panes a una muchedumbre incontable, aquello los enloquecía, lo endiablada, cuando la mayoría de ellos el nazareno los lo había ayudado, desde sanarlos a darle de comer.
El día ese que lo secuestraron, todos sus cercano echaron en corrida y a quien le tocó ir a darle la noticia a su madre; la Virgen, fue a Juan, aquello fue altamente doloroso, las malas noticias fueron aterradoras, se le fueron encima como bestias satánicas, quien el único que reaccionó fue Pedro, quien sacando la espada y cortando un oreja de unos de los guardias de la guarnición judía, ha de entenderse todos eran hombres de paz, excluyendo a Judas; el iscariote, el traidor, el infiltrado, ese se pudre en el infierno y sus gritos se escuchan en todos los rincones del universo.
Lo que es increíble y la masa judía está estupefacta, es que después que lo asesinaron delante de todos, resucitó y se le apareció a mucha gente y luego, también ante mucha gente se elevó al cielo y les demostró que el ES el hijo de Dios y que la muerte no existe.
Recuérdate que la democracia es el pacífico despertar ciudadano, en voz de un pueblo pensante; inteligente y sabio.
POST DATA.Jesuscristo, un reformador social con cimientos religiosos, un profeta, quien entrego su vida en aras de su padre DIOS y la salvación de la humanidad, en concordancia con la historia de la salvación, dando catedra de humanismo.
OPINION EDITORIAL
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