LUZ Y FLAMA.
RICARDO GARCIA TREVIÑO.
Hola, te saludo con el gusto de siempre. Desde aquellos primeros días del mes de septiembre de 1967, cuando se llegó por primera vez a la primera clase y por primera vez de miraban una a otra; uno a otro y se descubría lo que iniciaban en la carrera profesional de Contador Público y Auditor.
Lejos, muy lejos de pensar que un día, después de cincuenta y cinco años se iban a reunir para conmemorar y festejar ese bendito día de cuando llegaron a la Universidad Autónoma de Nuevo León; Facultad de Comercio y Administración, como lo van hacer este sábado ocho de octubre, en una salón de recepción de esta ciudad de Monterrey, previa asistencia a la iglesia SANTA ENGRACIA, en Garza Garcia, N.L, Mexico, para darle gracias a Dios y a la Virgen María, el concedernos el milagro de esta concurrencia, así como darle las gracias a los maestros y única maestra.-MARIA DE LOS ANGELES QUIROGA; QEPD.- quien nos impartió la clase de Matemáticas; estupenda cátedra.
Volviendo al salón de clase de aquella época, remembrar el ambiente en los corredores y pasillos, así como en la sala administrativa de la escuela, cual se sentía y respiraba un ambiente de solemnidad y de estudio, donde los maestros se encargaban de darle ese toque y ese encaje, verlos llegar al salón de clase e imponer su talento, conocimientos y enseñanzas, cuando con el tiempo se agiganto el esfuerzo de cada maestro, por dejar sembrada la semilla del trabajo, la búsqueda y encuentro de saber llegar a los cincuenta años de graduados.
¿Por qué el milagro generacional? Ya que es un grupo de mujeres y hombres, que nunca han desistido de ser lo que ellos mismo han querido ser en la vida. Luchadores y luchadoras en busca del éxito y la felicidad, del tropiezo y la alzada, de la lágrima y la alegría.
No; no hay perfectos y perfectas, son humanos y debaten; debaten y contienden, hay quienes optaron por el ejercicio de la profesión y otros por la administración pública, y hay quienes perdieron el soporte de su vida y el grupo parpadeaba y quedaba mudo, donde había quienes se enojaban de ese silencio, cincuenta años han quedado atrás, y vuelven a reunirse como aquella vez que por primera vez pisaron las aulas del aprendizaje e ilusiones; ilusiones refrendadas en la felicidad de volverse a ver como hace medio siglo, triunfantes; todas y todos son triunfadores, ya que si no lo fueran, imposible sería reunirse, bendito Dios y la Virgen en Santa Engracia, por siempre gracias a todos y cada uno de nuestros maestro; maestros en clase, maestro de la vida.
Gracias Anita Reyna, Patricia Flores, Luis Valenciano y Javier Martínez, muchas gracias, por sus logros en este convivio.
P.D. Un fraternal saludo a quienes desde el cielo nos acompañarán en la Iglesia de Santa Engracia y el ceremonial mismo.
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