LA SANTIDAD DE DOS SANTOS CONTEMPORANEOS

CONVERSANDO EN DEBATE

POR RICARDO GARCÍA TREVIÑO

Hola, te saludos con el gusto de siempre. Querido lector, respetando tus creencias; tú fe y religiosidad, las más de las veces las batallas de la vida diaria, no se debaten aquí en la tierra, el infinito y el cosmos son tan infinitamente hermosos y perfectos…“que él no me toques María, que aún no he ido a visitar a mi Padre”… aquel momento culmen de la RESURRECCIÓN; RESURRECCIÓN, que en aquel entonces nadie objetó, que bien definido se establece la separaciones entre el cielo y la tierra; el hombre, la mujer y la espiritualidad de ambos.

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La santidad de JUAN PABLO II Y JUAN XXIII, es un regalo que DIOS, da al mundo, ya que las luchas se libran arriba; no abajo, dónde lo de abajo se decide arriba. JUAN PABLO II, llegó a su Papado, en plena decadencia de la vida; está como valor supremo.
Polonia; su natal tierra, había vivido; junto a la humanidad, los estragos de la guerra y cuando le habló al mundo, de la caída del muro de Berlín, también fustigo al capitalismo sin humanismo, llevando el evangelio a todos los rincones del mundo.
Los jóvenes que vivieron el pontificado de JUAN PABLO II, crecieron con el “no tengáis miedo” cerca de su conciencia y lo que sucedió dentro de sus veintisiete años de su ministerio, como sucesor de Pedro, fue lo suficiente para detener las avalanchas contra la humanidad y quienes lo acicatean por las deslealtades de un sacerdote extraviado, son hipocresías, falsos argumentos contra su SANTIDAD, que la gran mayoría en el mundo ha sabido valorar. JUAN PABLO II, seguirá luchando por su feligresía y desde el cielo, abogará por las palabras del evangelio, como lo saben millones de personas en el mundo, que testimoniaron la llegada a los altares de un santo que conoce los trucos de estos tiempos y que luce presto a interceder a favor del bien.

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Por su parte JUAN XXIII , su ancianidad; su bondad y sus dones.-ubicuidad.-entre otros, caminó entre piedras cubiertas de una ligera y pertinente maldad, llamada “guerra fría” y las ásperas ventisca en las paredes de la Iglesia; su Iglesia, la Iglesia de Pedro, y su cayado. JUAN XXIII, un santo surgido en pleno siglo veinte, por ello el mundo está de fiesta, con justificada razón, las opiniones contrarias bienvenidas sean, serviran y seran utilies para seguir forjando santos en el siglo veintiuno, que se encuentra en las orillas de una conflagración mundial.

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