UNA PELEA DESIGUAL.
RICARDO GARCIA TREVIÑO.
La nietecita, la mayor de todas y todos, sin ser la consentida, ya que el abuelo no era injusto en el trato familiar, era la nietecita que más le procuraba en busca de consejos y escuchar los fabulosos cuentos del abuelo. Experto; bastante experto. Un profesional, un verdadero profesional de la fantasía fantasmagórica jajajaja algo especial, pero esta vez no fue así, algo raro asomaba el semblante del abuelo, amén de que tenia un golpe al lado del ojo izquierdo, otra más detrás de la oreja y un hematoma de singular tamaño en el brazo izquierdo, señal indiscutible de una pelea desigual donde en abuelo había sacado la mayor parte de golpes, al menos en apariencias.
¿Qué pues abuelo, como paso de donde tanto golpe? Te emborrachaste con agua de limón, ya que el abuelo era abstemio y la nieta bromista.
El abuelo no reacciono con la broma, solo se quedó mirando a su nietecita, con una mirada que denotaba que algo extraordinario le había pasado, ya que la camisera del abuelo tenía manchas de sangre y ya asustada la nietecita le volvió a preguntar, abuelo; abuelo que paso, la abuela está bien, si tu abuelita esta bien, entonces dime que paso, por favor cuéntame.
Déjame contarte, algo que te va a parecer increíble; imposible… anoche en el segundo sueño, entre las tres y cuatro de la mañana después de un sueño apacible y reparador, de pronto me vi dentro de una tiniebla tan densa y misteriosa como una mancha del hoyo negro del universo.
Me vi subiendo una escalera sin barandales y a los lados un obscuro vacío, tanto de un lado como del otro, cual bajada un hombre grueso; gordo y horripilante, ojos en donde su esclerótica lucia de un rojo lanzando llamas de azufre, con un gesto destructor; de pelea, cual era evidente que quería pelea y dentro de aquello recordé al PAPA FRANCISCO, que con el diablo no se pelea, porque te ganaba de todas, todas, ese pleito déjaselo a los Arcángeles GABRIEL, MIGUEL Y RAFAEL, cual envalentonado tu abuelo y no haciéndole caso a las palabras del Santo Padre, me abalance contra esa figura diabólica, cuando de repente me vi suspendido en el aire tranzado en una lucha dispareja llena de gritos; golpes y flotando fuera de la cama, cual tu abuela ya había despertado ante los gritos de la pelea, donde en ese instante me di cuenta que había sido lanzado al piso con las evidencias del combate, cual gracias a DIOS, por las cualidades físicas que medio, pude evitar golpearme en la cabeza, solo di el costalazo de espalda, calmando a la abuela, mujer hermosa y valiente, diciéndole, , cálmate amor, puede ser grave, no me muevas en cinco minutos, no me muevas, cual los chorros de sangre caen sobre mi y el piso, así paso el tiempo y el normal susto de la abuela, yo no me asuste a pesar de la sacudida, tu abuelo TIENE ALMA DE POETA Y CORAZON DE LEÓN.
Ahora venía la bueno, qué hacer ante tal experiencia y que decirles a mis amigos de café, cuales tres de ellos están adelantados en la parte mística de la vida y la religiosidad alrededor de Jesucristo, el Maestro de Maestro, el rey de reyes, a los otros ya los veo sonreír y entre risilla y risilla decir “A ESTE VATO, YA SE LO LLEVO LA MADRE, te haz de haber caído en la regadera de tu baño”, donde la mayoría no digo nada y creyó en lo dicho por El abuelo.
La nieta estaba sumamente asustada, no se movía, no parpadeaba, estupefacta ante lo que platicaba el abuelo, allí estaban las huellas de los golpes y la sangre, las huellas de la pelea, cual el rostro del abuelo lucia un extraño talante, como nunca antes la nietecita lo había visto, como era la cara del desigual pleito en los callejones siniestros del maligno.
Increíble; increíble, pero yo si te creo, grita la nieta, yo se que peleaste con el hacedor de la mentira, el príncipe de la hipocresía, el ángel tirado a la tierra por voraz y soberbio, asesino y ladrón, déjame darte un abrazo, y sin darse d cuenta el abuelo, fue cuando aparecieron unas lágrimas en las mejillas de su nietecita; rostro lleno de ternura y amor; piedad y misericordia, templanza y fortaleza, cual escucho decir al abuelo … “Mas miedo le tengo al diablo disfrazado de mujer, que a este gordo con ojos saltones, al servicio de satanás”, y se quedo dormido en los brazos de la abuela, bendito Dios.
Conferencia matutina 22 de septiembre 2025


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