LOS CUENTOS DEL ABUELO. UN REGALO ENTRE DOS MUNDOS.

LOS CUENTOS DEL ABUELO.

UN REGALO ENTRE DOS MUNDOS.

RICARDO GARCIA TREVIÑO.

 

Aquella mañana el abuelo lucio una de sus mejores sonrisas de los últimos ochenta años; radiante como un sol primaveral y sus ojos chispeantes hablaban el lenguaje de la alegría, el asombro y las ansias de vivir. 

El nieto llegó como siempre a las seis de la mañana, heredó el hábito de madrugar, como el abuelo y al verlo exclama “epale, epale, epale abuelo que te pasa, porque esa sonrisa de oreja a oreja, acaso tienes novia”. Anda nieto del alma que te cuento, y no digas tontejadas, que las épocas de galán ya pasaron, jajajaja, se carcajea el nieto, eso que te lo crea Santa Claus y Blanca Nieves y los siete enanos, pero platícame porque estas tan alegre y contento.

Haciendo una pausa larga, levantando su barbilla y dándole unas ligeras golpecillo a su barba, por cierto, abultada y de color blanco, siendo el abuelo de piel morena, cual contrastaba para bien de su imagen.

Recuerda nieto aquellos lentes para el sol que me regalaste, después de que hiciste un mayúsculo esfuerzo al ahorrar cada peso que te sobraba de tu primer trabajo. Elegantes y de primera; eficientes y especiales para un sol fuerte y frontal … pues se me habían perdido, como abuelo que se te habías perdidos, pues si, se me habían perdido hace tres meses en un viaje que hicimos tu abuela y yo por las carreteras de Texas, donde quieras o no el cansancio azota y hay que pararse en alguna área de descanso, siendo allí donde los perdí y lo último que recuerdo que me baje de la camioneta y los puse en el techo y fui al baño y al regresar nos subimos tu abuela y yo, donde al poco rato le dije  a tu abuela pásame los lentes por favor, cuales sino no lo tengo yo, y los busco en el interior de la camioneta y optamos por regresar por ellos y nada de ellos, preguntando a cuidador  por ellos y se acudió a las cámaras y allí  resultó lo que no queríamos, los encontró un hombre de buen talante  y optó por llevarlos y no entregarlo a la administración del lugar.

 Hace tres meses de ello y no me la acaba y como decirte a ti que los lentes los había perdido y quien los encontró se quedó con ello; no los robo solo no les entregó a la administración, quedándome la única opción, pedirle a la VIRGEN MARIA, en sus advocaciones de GUADALUPE; México, la de la CARIDAD DEL COBRE, de Cuba, y la de LUJÁN, en Argentina, que me lo devolviera, y de allí en adelante en los rosarios que tu abuela y yo rezamos todos los días, le pedía que el milagro se diera y el milagro se hizo, los lentes aparecieron en casa de una de tus tías,  cuando simplemente me digo, los lentes que andas buscando están en un mueble donde hay un televisor, mismo que yo ni siquiera sabía que existía.

SIN DECIRLE UNA PALABRA FUI POR ELLOS, AUN DUDANDO QUE FUERAN LOS LENTES QUE ME REGALASTE. LOS VI Y SI ERAN LOS LENTES QUE ME REGALASTE, RECÉ EN SILENCIO Y SALÍ LLENO DE ALEGRÍA; ESO FUE AYER.

El nieto guardó silencio, se hinco y juntos rezaron el rosario, “padre nuestro que estás en el cielo…”.

    

 

 

 

Conferencia matutina 21 de Octubre

Autor

Ricardo García Treviño


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