CONVERSANDO EN DEBATE

RICARDO GARCÍA TREVIÑO

Hola, te saludo con el gusto d siempre. Es tan grande la fiesta futbolera, el espíritu que envuelve, el optimismo que despierta, que hasta las pifias arbitrales, son toleradas y soportadas.

Es un halito, una deleitable brisa, un buen humor dentro de la jornada diaria, por lo cual vale la pena vivirlo, sin dejar atrás y descuidar las obligaciones familiares y de trabajo.

Es relajante, es un pasatiempo, que llega a nuestros hogares sin ningún costo, solo hay que cuidar que la publicidad, que son los que pagan las trasmisiones, no se aprovechen de nuestras vulnerabilidades psicológicas, y nos hagan consumir cosas innecesarias, que después no se tenga el dinero disponibles para pagarlas.

No olvidar que el torneo mundialista, es una panacea, una irrealidad, tal vez un reflejo de nuestros anhelos e insatisfacciones, que con el grito de GOL… GOL, GOL, los dilatamos para conjuntarlos con las acciones de las cotidianidades, y aún más lejos del verdadero confort que trae consigo la reflexión de la oración en contemplación; meditación y reflexión, comparado con ello, el gol, es una figura extraviada, un ente convertido en acicate, un sueño, que puede convertirse en una aletargada fantasía… heredable sobre los que más cerca están de nosotros y más queremos, de ese riesgo, hay que cuidarnos, para sanamente seguir disfrutando el certamen de la COPA DEL MUNDO. EL MUNDIAL NO SUSPENDE LA ECONOMÍA Y LA POLÍTICA, NI LA VIDA DIARIA; SI SE VEN DIFERENTE, TIENEN OTRO ENFOQUE.